La Noche de fin de Año
Tengo montones de anécdotas de fiestas de fin de año, pero
sin lugar a dudas hay una muy especial.
Éramos jóvenes y un pelín alocadas y con ganas de vivir y
disfrutar de la vida, nos reíamos por todo y a todo le sacábamos jugo.
Yo llevaba un coche que compartíamos entre mi hermano y yo y
ese fin de semana me tocaba a mí llevarlo, quedé con las amigas para marcharnos
de fiesta y cuando fui a recoger el coche aparcado,éste se había quedado sin batería y no lo podía poner
en marcha.
Busqué gente que me pudiese empujar el coche cuesta abajo y
así se pondría en marcha, pero no encontrábamos a nadie y nosotras no teníamos demasiada
fuerza.
Pero entonces aparecieron dos muchachos que gentilmente nos
ayudaron con el coche y se puso en marcha.
Como agradecimiento les dije que les invitaba a tomar un
café que volveríamos en cuanto dejase mi coche en el garaje.
Ellos no debieron de creerlo, pero yo cumplo mis promesas, y
volvimos a la estación donde estaban estos muchachos y les invité a café y se
nos pasó el rato hablando y hablando.
Entonces uno de ellos nos dijo si teníamos planes para el
fin de año, nosotras no habíamos pensado nada todavía, y él nos propuso que fuésemos
a Granada . Le dijimos que lo pensaríamos y nos dimos los teléfonos.
Al día siguiente mis amigas y yo comenzamos a elucubrar
sobre lo sucedido y a darle vueltas a la idea de pasar el fin de año fuera y
con un chico que habíamos conocido, vamos una locura.
Pero a los dos días me llamó por teléfono para decirme que iba a ir con un amigo a Granada y que si habíamos
pensado el ir a esquiar a Sierra Nevada con ellos.
No sé cómo pasó pero que al final busqué un hotel en Granada
y quedamos en una Plaza céntrica de la capital Granadina, día y hora.
Nos fuimos en tren y fue una odisea dos trasbordos y el
último toda la noche en un tren atestado de gente porque eran navidades y la
gente iba de un sitio a otro a reencontrase con amigos, familia. Había montones
de muchachos de permiso del servicio militar cada uno con su uniforme, de tierra,
aire, marina, emocionados con las vacaciones y la vuelta a sus hogares, sus
novias, su otra vida.
Y nosotras en ese tren camino a un interrogante a lo desconocido. Lo pasamos de
cine toda la noche sin dormir, la gente nos pasaba el anís los dulces todo se compartía los chistes iban y venían,
no paramos de reírnos con todos los chicos y los mayores también.
Recuerdo a un abuelo que la familia de Madrid lo enviaba a
la otra familia de Andalucia, se llamaba Antonio y se lo pasó pipa con nosotras
y toda la gente joven, con decir que ni dijo adiós a su familia en el andén.
Ya en Granada y deshechas las maletas, nos dirigimos en busca de los desconocidos al lugar elegido.
Fuimos a la plaza y estuvimos mirando para ver al muchacho
con el que habíamos quedado, pero no nos acordábamos de su cara, porque era de
noche cuando lo conocimos, y ahora era
de día.
Al final fue él el que nos reconoció, y vimos que era buena
gente, nos contó que su amigo no llegaría hasta el día siguiente. Esa noche era
Nochevieja y no teníamos plan ni gente conocida.
Nos fuimos de bares, intentamos ir a un cotillón pero
estaban todos completos, así que con el frio dando vueltas por la ciudad, al
final subimos a nuestro hotel y allí con doce galletitas saladas a modo de uvas
y algunas latas que habíamos llevado y
agua del grifo, fue la nochevieja más divertida que pasé, lo que nos pudimos
reír de tonterías, anécdotas, chistes …
A la mañana siguiente nos fuimos para Sierra Nevada en un
coche que alquilaron y del cual me tuve que hacer cargo y conducir yo.
La pista de Borreguiles tomando el solecito con la nieve , fue genial, y por la tarde nos fuimos a Motril a la playita ,pasar de 0 grados a 23 grados en sólo unos 40 Km, creo no recuerdo bien, fue una pasada.
La pista de Borreguiles tomando el solecito con la nieve , fue genial, y por la tarde nos fuimos a Motril a la playita ,pasar de 0 grados a 23 grados en sólo unos 40 Km, creo no recuerdo bien, fue una pasada.
La verdad es que fueron unas vacaciones maravillosas,
lástima que uno de los amigos ya no volvimos a verlo más, murió en accidente de
coche, pero del otro seguimos en contacto y se convirtió en un buen amigo.
A veces las decisiones más tontas se convierten en
importantes, y las locuras de juventud a veces salen bien
mamarosa
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