Un puente festivo por Madrid y Ávila
Fue hace bastantes años, un puente de la Inmaculada nos
fuimos a Madrid a casa de mis amigos, y ellos nos tenían preparado un plan para
ver muchas cosas y disfrutar un montón.
Pero sobre todo era el placer de estar todos juntos y de
disfrutar de esos días, que por cierto hacia un frio castellano, seco pero
duro.
Los niños se lo pasaron genial durmiendo todos juntos y
luego todos los días con planes para visitar cosas que nos encantaron a todos.
Recuerdo visitar el
Monasterio del Escorial, visiteo por Madrid de los Austrias, bajamos en teleférico hasta Rosales. Y luego la
excursión por Ávila, tierra de Santa Teresa, fue una gozada, que bonito todo y cuanta historia en cada piedra, y nunca olvidaré
la comida en el restaurante de la antigua casa Patas, con el cochifrito y lo que nos reímos.
El local era curioso no se podía entrar hasta que no se
fuese desocupando y había un señor en la puerta que iba haciéndonos pasar por
orden estricto todo muy serio, y la gente haciendo cola, yo alucinaba.
Luego el cochifrito estaba genial, todo el cerdito cortadito
muy pequeño y muy frito, estaba buenísimo.
También hicimos una excursión para visitar la ermita de
Sonsoles, con la curiosidad del cocodrilo en una urna, y la zona de detrás donde
había bancos y mesas y una pequeña y antigua plaza de toros toda de piedra, con
agujeros estrechos , que eran la delicia de los críos para pasar por ellos.
Ávila monumental, con su gran muralla todo su centro tan bien cuidado, puerta del Alcázar, los
palacios, el ayuntamiento, el convento de Santa Teresa, las iglesias, merece la
pena visitarla.
Y para comer a parte del cochifrito, los cochinillos asados,
la ternera de Ávila, que le encanta a mi amigo Nacho, y los dulces de yema
entre otras muchísimas cosas.
El Escorial majestuoso, es impresionante de grande, y una
curiosidad que igual no conocen allí las
verjas se hicieron con hierro de la mina que había en la zona de Bielsa.
En fin, viajes que no se olvidan, por lo que se ha visto,
por los recuerdos de vivencias, por los amigos con los que compartimos, y porque son trocitos de nuestra pequeña
historia de nuestra vida.
mamarosa
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